miércoles, julio 15, 2009

La cuestión de la profilaxis (Infantil bizantino)

Según cuentan, en mi barrio todos somos "hijos de dios". La otra siesta lo discutimos, y parece que la onda es que compartimos cierto código genético con el fulano. Sin embargo, a algunos de nosotros, los de la otra calle nos llaman "hijos del maligno". Suponemos que esto se debe a que es el diablo quien nos alimenta y nos cobija. Por las noches nos lee historias de hechiceros, marineros y dragones, y eso nos gusta. Claro que por la mañana nos arrastra a clase de educación sexual, y eso no siempre es divertido.
Intentan convencernos de visitar periódicamente a nuestro padre biológico, pero nosotros somos caprichosos, y preferimos quedarnos haciendo la tarea que pisar la casa de un buen señor que no se molesta en utilizar preservativos. ¿No se entera de que en el barrio cada vez somos más? ¿Nadie le avisa que le corresponde hacerse cargo?
Los vecinos casi nunca responden más que con algún inspirado escupitajo. Aunque se ve que se ponen un poco nerviosos, porque generalmente se van a seguir torturando gatos, o a bajar gorriones a pedradas. Ese tipo de cosas parece que los calma.