viernes, octubre 02, 2009

Adversus Posmodernos

Una cosa es dar muestras de saludable escepticismo ante quien alegremente declara poseer La Explicación de Todo --siempre convenientemente alejada de esos molestos "detalles" cotidianos, más o menos problemáticos para cualquier explicación--, y otra muy distinta es condenar todo intento de sistematización, toda búsqueda de unificación y coherencia en una explicación racional. Personalmente, tengo la impresión de que el proyecto no es condenable en sí mismo.
En lo que sigue, enumeraré algunos de los cargos que se le imputan y, desde el punto de vista de los acusados, intentaré mostrar que no se sostienen.

Acusación 1
La realidad misma no se puede sistematizar (unificar coherentemente), porque la realidad misma es múltiple, fragmentaria, contradictoria.
Pero entonces resulta que todo lo que se nos aparece como relativamente sistemático es una ilusión, y no se relaciona de ningún modo con la realidad misma (y ni siquiera es parte de ella). Es difícil ver qué puede objetársele a una actividad tan inofensiva.

Acusación 2
Se sostiene como prueba contra tales esfuerzos el que no hayan alcanzado aún una sistematización "total"*. Se toma esto como evidencia de que todo el proyecto es imposible.
Pero esto depende del supuesto de que hay algo sistemático, coherente y unitario, que justificaría nuestros desvelos, si no fuera porque resulta inaccesible para nosotros por principio. Aquí, parece que la realidad misma ya no es ni fragmentaria, ni múltiple, ni contradictoria. O bien, ya no es la realidad misma lo que se supone que deberíamos intentar alcanzar (o explicar). Lo que nos lleva al siguiente cargo:

Acusación 3
Se acusa a todo el proyecto (en cualquiera de sus formas) de ser fundamentalmente inútil. De manera similar al caso anterior, ésto sólo se sostiene si el proyecto es un medio para determinado fin, y si se trata en cualquiera de los casos de un medio necesariamente inadecuado para alcanzar dicho fin.
Ahora bien, decir que cualquier proyecto de sistematización es inútil (es un mal medio) implica aceptar un solo fin con el cual comparar la posible adecuación de cada uno de ellos. Tamaño juicio supone, además, que quien lo emite ya conoce ese fin (de otra manera, mal podría compararlo con cosa alguna). Pero, podemos preguntar ¿qué daño hacen nuestros esfuerzos a tan sabio juez? ¿Y qué significa "inútil" en boca del tal juez?
Por último, si se quisiera tomar en serio alguno de los cargos anteriores, habría que sostener que ese fin, o bien no se relaciona con nuestro proyecto, o bien no se relaciona con (ni pertenece a, ni se identifica con) la realidad misma --sea lo que sea que a estas alturas entendamos por tan remanida expresión--. Si se elige la primera opción, nada se nos puede reprochar. Si se opta por la segunda, la acusación carece de punto de apoyo: ya no hay desde dónde reprocharnos nada.

*Recordemos que lo que nos hace sospechar de las autoproclamadas sistematizaciones definitivas o absolutas es precisamente el hecho de que la realidad misma parece apresurarse a contradecirlas a la menor oportunidad.