Qué maravilloso si el sufrimiento sirviera para algo. Qué bueno sería si pudiéramos encontrarle alguna utilidad (como, por ejemplo, hacer funcionar una licuadora). Por fin podríamos dedicarnos a sufrir como Dios manda, o a hacer sufrir a los otros --tarea infinitamente más sencilla que la de ser feliz o tratar de hacer feliz a alguien.