jueves, diciembre 29, 2011

Crónica (repetición intempestiva)

El tipo acaba de mudarse a un departamento nuevo. Aprovecha los días que no llueve para hacer un poco de limpieza y poner en orden sus cosas. El tipo conoce poco la ciudad, por lo que decide hacer las compras en el supermercado más completo que encuentra. A la salida, cargado como está, se le hace impracticable acometer a pie el relativamente extenso camino de regreso.
Se las arregla para llegar hasta la parada de taxis, abordar el primero de la fila, e indicar la dirección al conductor. En el camino, como era de prever, la charla discurre sobre el clima y las inopinadas incomodidades que suele éste infligir a los mortales. Y eso sin contar las verdaderas tragedias que llega a desencadenar sobre nuestros destinos. El calentamiento global y demás mitos de última hora son rápidamente descartados por el taxista; cuya excelente memoria evoca cierta dilatada lluvia de su juventud. Lluvia que dio en coincidir casi exactamente con la duración del viaje a Italia de su padre --mes, mes y medio, póngale usted...-- y que terminó por arruinar por completo la cosecha de su hermano. "Lluvias de ésas hubo siempre. Pasa que vienen cada tanto. La gente se olvida y después anda armando escándalo."
El tipo se queda con las ganas de preguntar qué cosechaba el hermano. Pero ya están llegando y él está demasiado ocupado buscando cambio para pagar justo y asegurándose de no dejar el paraguas olvidado en el asiento. Antes de bajar atina a coincidir con su interlocutor en que, a pesar de todo, ya es hora de que el tiempo se deje de joder y empiece a comportarse como Dios manda. Que al fin y al cabo ya estamos en otoño y no vendrían mal unos días más frescos y sin tanta humedad...

El tipo extraña a su familia. Trabaja demasiado y no tiene amigos. El tipo es distraído hasta la criminalidad, y confía a las regularidades externas la tediosa responsabilidad de mantenerlo dentro de los límites de la realidad o la cordura. Rompe innumerables veces su definitivo propósito de dejar de fumar. Encuentra y vuelve a perder el tenue equilibrio entre fe y desesperanza que hace que al fin se vaya a dormir sin otra compañía que su estúpida sonrisa.

Un día como cualquier otro, agobiado bajo el peso de las compras y la amenaza de la inminente tormenta, el tipo se encamina a la parada de taxis. Toma el primero y, una vez dentro, consigna lenta y prolijamente su dirección. Con prolijidad de mantra recién aprendido, piensa. Como cuando era chico, y recitaba cuidadosamente su número de documento, horrorizado de equivocarse y terminar siendo otro por culpa de una cifra fuera de lugar. Para distraerse de tan intrascendentes cavilaciones, o quizá por se le ocurre que es lo correcto, se dispone a "hacer conversación". Por desgracia, su poca experiencia en ese medio de transporte (unida a su completa ignorancia en materia deportiva) hacen que sólo le venga a la mente el tópico del clima. Área que, afortunada o inevitablemente, el taxista domina a la perfección. Para demostrarlo --como si hiciera falta-- se apresura a adelantar su opinión de que el presente estado de cosas poco o nada tiene que ver con la tala indiscriminada o el deterioro de la capa de ozono. Nadie mejor que él para afirmarlo. Justamente él, que en su juventud aguardó bajo ininterrumpido chaparrón el regreso de su padre desde Italia. Él, que sufrió como propia la cosecha arruinada de su hermano. Él mismo, que siempre llevó y seguirá llevando tranquilamente a sus pasajeros a destino, impermeable a calendarios y teorías.

El tipo baja del taxi, comprueba que no olvidó el paraguas, y sigue con su vida.
O eso intenta creer.

Publicado originalmente el 22 de abril de 2007, con el título de Uroboros (post de no-ficción).

domingo, octubre 23, 2011

Drogas Duras

Instrucciones para evitar resacas, adicciones y efectos secundarios.

No dejes que te convenzan de aspirar la luz de la mañana,
de aspirar a la grandeza, a la bondad, a la aspirina.
(Y, ya que estamos, por favor no te permitas chistes malos ni juegos de palabras ni guiños ni maldades ni fallos ni reincidencias ni redundancias ni dislálicas, obvias influencias.)

No te abandones al confortable sopor de la mediocridad pero aprende a escapar también del áspero y mezquino camino a la excelencia.

No leas Dostoievsky, ni Salinger ni Whitman. Sobre todo nada de Whitman. No importa cuántas veces te lo ofrezcan, no se te ocurra escuchar a la Negra Sosa, y menos a un tal Fandermole.

Bach, ni en broma; Hendrix, ni una dosis. Mantente lejos de todo tango y no accedas a la milonga traicionera. No añores la dulce zamba ni consientas el impúdico blues de los desesperados.

No transes ni por vicios menores. Resígnate a abdicar definitivamente de tus certeras opiniones, dejar Shakespeare a los eruditos, las caricias a las madres y los abrazos a los amantes.

No te zambullas jubiloso en la profunda superficie de la siempre inexplicable primavera.

No te asustes, no te emociones, no te humilles, no te traiciones. No pruebes nunca el tibio licor de la derrota.
No te enganches en el escepticismo y mucho menos en la fe: dura poco y de todas maneras es casi imposible conseguir de la buena.

No quieras enamorarte. No te enamores.

Aléjate de todo vértigo y todo misterio. Pero sobre todo, hagas lo que hagas, nunca, pero nunca te permitas soñar lágrimas de mujer.

(publicado originalmente el 12-02-08)

miércoles, septiembre 28, 2011

Aevum (Medioperfil)

Espera sin paciencia.

Nada en particular.

Sin convicción.
Arrinconado.
Resiste.

Y no sabe,
(nunca supo).

Aguanta, nomás,
viene aguantando.
Segundos, días
(y a veces menos).

No patalea
ni se resigna.
Ni da molestias
ni lástima
ni sombra.

Nunca juntó coraje
ni enemigos.

Es la inmunda gangrena
imperceptible
que espesa la sangre
de los piojos
de las pulgas
de los pelos
del culo
del perro más mugriento
de Satanás.

Ni puta idea.
Ni velorio.
Ni futuro.

Aguanta, nomás.

Imperdonablemente aguanta.



lunes, septiembre 12, 2011

Full time job (Count me out)

No es milagro.
Es biología, costumbre y algunos malos hábitos.

Casi sin historia y sin obra social.
Ni modestia, ni arrogancia, ni talento ni desprecio.

Sin mucha idea de nada,
Sobrevive...

Algo así,
es lo que hace (o le pasa)
a este tipo.

En resumen,
ni más ni menos que eso
(otro)
idiota,
que sobrevive.

Solo.
Pero sobrevive.

lunes, agosto 29, 2011

Los Nombres divinos y otros efectos de la resaca

Pseudo Dionisio Areopagita reflexionó que si el nombre nos parece apropiado, es necesariamente engañoso, y que mientras más distancia haya entre lo que creemos que el nombre representa y aquello que efectivamente nombra, mayor es su exactitud y su verdad. El Dios de los Salmos es un hombre recio que despierta con resaca. Ese símbolo es infinitamente más cercano a Su divina naturaleza que los cotidianos rayos solares, el mundanal ciclo de las estaciones, los esporádicos relámpagos o los oscuros manantiales, con los que se entretuvo por milenios la imaginación de los paganos. La Letra (que es el Verbo) enseña que toda Cercanía se engendra en la Distancia. Y en la Letra se inscriben los Nombres, que habitan (desbordan) la cercanía de lo incomprensible.

jueves, agosto 25, 2011

Me llamaban Caín. (derivativo)

«Los ojos de tu carne ven el brillo
Del insufrible sol, tu carne toca
Polvo disperso o apretada roca;
Él es la luz, lo negro y lo amarillo
Es y los ve. Desde incesantes ojos
Te mira y es los ojos que un reflejo
Indagan y los ojos del espejo.
Las negras hidras y los tigres rojos
No le basta crear. Es cada una
De las criaturas de Su extraño mundo:
Las porfiadas raíces del profundo
Cedro y las mutaciones de la luna.
Me llamaban Caín. Por mí el Eterno
Sabe el sabor del fuego del infierno.»

"Él", JLB, El otro, el mismo (1964), En Obras Completas, p.898.

*Y acá, por Pedro Aznar, con la rabia (inevitable) de toda lucidez inesperada.


** Ya que estamos derivando, aprovechamos para inaugurar la sección "vértigos afines",
invitándolos(as) a darse una vuelta por el post "Sobre la Nada", de Valentín Ibarra, un amigo de la casa.

 


lunes, julio 25, 2011

Timing

Mis sospechas se confirman; en otra vida fui Adolfo Bioy Casares. Claro que soy tan torpe que vine a nacer antes de tiempo, mientras el tipo todavía estaba vivo. Los dioses, que en eso son muy puntillosos, no dudaron en condenarme a una existencia sin talento, dinero ni mujeres. Viejo de mierda.

viernes, julio 08, 2011

Great Minds (el regreso)

«...incluso la noción de un mundo nouménico es más un límite del pensamiento (Grenz-Begriff) que un concepto claro. Hoy en día la noción de un mundo nouménico es considerada como un innecesario elemento metafísico en el pensamiento de Kant. (Pero tal vez Kant tiene razón: quizás no podemos evitar pensar que de alguna manera nuestra experiencia tiene un 'fundamento' que no depende de nuestra mente, incluso si todos nuestros intentos de hablar acerca de ello derivan inmediatamente en el sinsentido.)»

Putnam, Hilary, Reason, Truth and History, pp.61-62

En alguno de mis cuadernos hay un par de líneas de casi indescifrable manuscrita en las que se leen palabras casi idénticas a las que acabo de citar (garabateadas meses antes de conseguir este libro de don Hilary). Ahora estoy en duda; no sé si fue "suerte de principiante", si soy más grosso de lo que creía, o si al final de cuentas este Putnam resultó no ser la gran cosa...

domingo, junio 19, 2011

Acción de Gracia

Siempre me pareció linda la idea de ese dios relojero que nos va poniendo en hora el mundo... Pero más linda y más cierta es la de múltiples --aunque preciosamente escasos-- demiurgos secretos, concretos y temporales. Unos cuantos pocos que pacientemente se ocupan de templar la espiral de nuestra existencia, que sin apuro y sin demora van poniendo a punto el complejo mecanismo de incertidumbres que sostiene nuestro aliento.
Son deidades no exentas de imperfecciones, algunas de las cuales se llaman coraje, y otras ironía. Se los suele presentar con algún apodo equívoco, que oculta su cabal identidad bajo la más familiar de las cercanías.
Con la elegancia de los astros, someten sus días y sus años al diente implacable de los engranajes. Con la sabiduría del viento entre las piedras, habitan y expanden los luminosos vacíos del mecanismo. Con su feliz sacrificio cotidiano desmienten mártires y banderas. Enseñan la indispensable rebeldía, la oculta firmeza de la dicha. Limpian el aire que nos envuelve y reciclan penas en versos futuros que algún día creeremos inventar. Esquivan la notoriedad y toda otra forma de bajeza; pero no para ganarse el cielo, sino para regalarnos el horizonte presente, la infinita posibilidad de la risa y el afecto.
Cuando intentamos hablar de ellos, las palabras toman la forma de la fábula, acaso por pudor, o quizá por sincero afán de exactitud. Las palabras, que también son sabias, se resisten a entregarlos por completo, y así los pintan como son, como se muestran y como se esconden.
Siempre es difícil escribir sobre cualquiera de estos técnicos secretos de la alegría, aun cuando nos haya sido dada la dicha de conocer a alguno. Por eso se me hace casi imposible escribir sobre mi padre, que tengo tan lejos y tan cerca como todo futuro amanecer, que insiste en protegerme desde lo más íntimo de la distancia. Por eso me veo obligado a pedir disculpas a quienes lean esta líneas sin conocerlo; pero también (y sobre todo) a quienes, conociéndolo, sientan --con razón-- que mis torpes esfuerzos no llegan a hacerle justicia.

domingo, junio 12, 2011

Gut Feeling (Revelaciones y Diagnósticos)

Por obra de algún oscuro mecanismo (fisiológico, según sus propios cálculos) el tipo suele encontrarse despreciando activamente a todo tipo de profeta. Los síntomas van desde la náusea leve hasta algo bastante cercano a la catatonia (pasando por la molesta compulsión de vomitar pretenciosas declaraciones).
Como aún no ha encontrado un método para oponerse a las propias tripas, lo inquieta bastante el pequeño detalle de que son precisamente esos síntomas los que -a grandes rasgos- distinguen a los profetas de todas las épocas y geografías.

Con razón estos tipos nunca tuvieron sindicato (ni obra social)...

martes, mayo 10, 2011

Derrotas oníricas (y otras pruebas irrefutables)

Algunas temporadas el tipo se pone un tanto socrático y le da por soñar en formato diálogo. Cuando despierta cree recordar conversaciones mucho más estimulantes que las que suele imponerle la monótona vigilia. Pero como insiste en  soñar interlocutores que lo superan ampliamente en lucidez y elocuencia, el amanecer suele tener el gusto de alguna profunda y merecida humillación.

Los idiotas de la Tierra

Los idiotas de la tierra se cuentan fácil: yo, y después varios millones.

domingo, febrero 20, 2011

Ontología I

El tipo le viene dando vueltas desde hace rato. Probó la angustia, la crítica, la embriaguez y hasta esa otra embriaguez que algunos llaman fe. Casi no ha hecho otra cosa en su vida que hacer el intento; pero no, no hay caso.
No se ha podido convencer de que en este mundo haya otra cosa que esos fulgores inestables que lo visitan desde su infancia, o tal vez desde antes.
Hay el sol de otoño y ese color inverosímil que acaricia cual puñal inesperado. Hay la música incomprensible e implacable. Hay caricias perdidas y esos llantos secos, indispensables y nunca dispensados. Hay la aspereza despótica y libertaria de la cifra: el signo que castiga desde lejos. Hay las distancias que crecen al desaparecer. Hay los nombres públicos y secretos, y hay también todas las cosas que se resisten a ser llamadas "cosas".
Hay la alegría incontrastable de la sonrisa imbécil y la terca potencia de la rutina. Hay el vértigo que tanto se parece a la quietud. Hay la insensata tenacidad de la incoherencia.
Hay la multiplicidad que no es más ni menos que eso, y que nunca lo es del todo.
Hay la emoción imprecisa que lo empuja escribir lo ilegible, a leer lo que no hay en libros que no existen.
Hay los plagios ilustres y la sinceridad innecesaria: hay por ejemplo este post, que es las dos cosas sin ser ninguna.
Todo lo cual no sería siquiera digno de mencionar; si no fuera porque también, y sobre todo, hay la impúdica arbitrariedad de las enumeraciones.
23-04-09

martes, febrero 15, 2011

Magnum Opus (breve extracto)

La distinción entre ‘invención’ y ‘descubrimiento’ es en todo caso, contextual, y casi siempre irrelevante...
Me parece asombroso que esta sencilla verdad (y su negación) siga dando lugar a tantos desvelos.

Aunque, después de todo, ¿quién me manda a andar asombrándome de estas trivialidades?

lunes, enero 10, 2011

IT Lord (Alabados Seamos)

Dios se levanta alrededor de las cinco y media. No descerraja truenos ni derrumba montañas cuando se golpea el pie contra el armario ni cuando se le derrama el café; putea bajito y con ganas, pero sin rencor --con el tiempo aprendió a llevarse bien consigo mismo--.
Llega a la oficina con tiempo para revisar algunos titulares y olvidarlos completamente antes de ponerse a trabajar. Una vez en su escritorio, que no es más grande ni más chico que cualquier otro, se dedica a hacer lo de siempre. Y lo de siempre viene siendo inventar, mentir con gracia y convicción, con paciencia y sin apuro. No se le ocurre que pueda haber alguien que no entienda el chiste, que no extraiga la valiosa moraleja, que no se emocione hasta las lágrimas. Le resulta del todo inconcebible que haya quien inopinadamente comience a pedir explicaciones.
No le son ajenas las sofisticaciones formales, las extensas topografías de coraje, coincidencias y descuidos que forman la opaca trama de los mortales llantos y los mortales sudores. Aunque, en el fondo, el Tipo sabe que su oficio está en los detalles. Se reconoce en esas calles que ya no existen, en los relojeros y los sastres que las animaron sin estridencias. Si pudiera, estaría orgulloso del minucioso claroscuro de maravillas que su celestial obstinación se empeña en poner a punto.
Algún día va a encontrar la forma de suprimir los superfluos adjetivos y algún que otro adverbio; por el momento, se resigna sencillamente a ir ampliando de a poco el ríspido y cacofónico inventario, apresurado y un tanto incoherente, para el cual --aceptémoslo-- no le falta talento.

Dios es un blogger sin estilo pero con empecinada constancia. Como tantos otros bloggers, tiene sus fanáticos, sus detractores y sus críticos. Él también, como tantos otros (de nosotros), tiene problemas para probar que existe más allá de sus posts. Él también es una posibilidad feliz. Y, a veces, nos hace recordar que --a veces-- también nosotros somos posibilidades felices.
Y que a veces hay alguien detrás del blog.

(Ojalá) Que Así Sea.

(publicado originalmente el 10/01/2008)