viernes, junio 20, 2008

Estado de Cosas (Once upon a time...)

A los posibles lectores ruego hagan de cuenta que el presente post constituye un relato interesantísimo; para facilitar la tarea, conviene imaginar un narrador que no soy yo, sino quizá algún sabio milenario quien, a pesar de su insoportable estilo, merece respetuosa atención.

Concedido ese inestimable favor, confío --o deseo-- que al llegar al final del mismo, descubran que nos pertenece a todos; y que ya va siendo hora de que, al menos, lo empecemos a escribir nosotros mismos.

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"Un emperador, que no es emperador, gobierna y no gobierna a sus múltiples o inexistentes súbditos.

Un emperador, que no es emperador, saquea para prodigarse a un pueblo sumiso que no obedece, que se moviliza hacia (y desde) la más calma y más vertiginosa inmovilidad.

Mientras tanto, o hace mucho tiempo, ese emperador, que no es emperador, suplica e impone a más vulgar y la más profunda de las pleitesías.

Con o sin ayuda del destino, un alegre infeliz realiza sin notarlo una simbólica o insignificante reverencia. Antes y después, tiene y no tiene tiempo de comprender que es ése el primero y el último de sus actos (que es, como todos, accidente).

El olvido, que es memoria; preservará, desdibujándolos, su gesto y su condena.

Comprenderán ustedes pues, sin saberlo, que los mudos alaridos de los dioses son encantadora y cruelmente contradictorios.

Y de eso, mis queridos enemigos, es de lo que están hechas las fábulas y las crónicas policiales."


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"Al militante muerto lo habían llevado por $100 al acto K

El militante K que murió había recibido $100 para ir a la Plaza de Mayo a participar del acto en apoyo a Cristina. Un amigo del barrio lo convenció con la promesa del dinero, dos sándwiches y una gaseosa."

Fuente: Informe Digital, 18 de junio, 2008.


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Estoy al tanto de que el presente no es un gran post, creo que incluso yo me las podría haber ingeniado para escirbir algo mejor. Al contrario de lo que suele pensarse, la rabia y la tristeza no son nunca buenas musas; pero hay también esta sensación de que no podemos quedarnos callados, de que hay que seguir pensando y haciendo lo que se puede, al menos para que no se ocupen otros de pensar o hacer por nosotros.

En resumen: perdón por este feo post, perdón por la rabia y la desazón y el estupor y el pesimismo.

En resumen: sepan que no (me, les, nos) perdono este horrible post, ni esta rabia, ni esta desazón ni este pesimismo...