miércoles, octubre 21, 2009

Sencillas instrucciones para sonar interesante

En el post 241 de las Confesiones del amigo franco, leemos lo siguiente:
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Qué cabrón Edmond Jabès:
"Nuestro afán de cambiar no es, las más de las veces, sino la necesidad reprimida de discambiar."
Mi tranquilidad mutante perdió el equilibrio. Ese semi-orgullo que sentía hacia mi no-permanencia en casi nada quedó bastante dolido.  

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Ahora bien, que no se ofenda franco (aclaro que no conozco a Jabès), pero me parece haber encontrado cierto método detrás de ese tipo de "frases matadoras". Involucra la utilización de  expresiones del tipo "necesidad reprimida", en conjunto con el uso del prefijo "des-" frente a algún verbo cuya gramática no necesariamente admita tales manejos. Ya que estamos, podemos intentar reemplazar "afán" por algún sinónimo, y "necesidad reprimida" por alguna otra expresión más o menos indefinida. Por ejemplo:

"Nuestro afán de aprender no es, las más de las veces, sino la necesidad reprimida de desaprender."

Pero se pueden obtener interesantes variaciones, reemplazando la forma infinitiva por alguna sustantivación que más o menos venga al caso (agregar adjetivos a gusto). Ejemplos:

"Nuestro afán de paz no es, las más de las veces, sino la necesidad reprimida de hacer la guerra."

"Nuestro afán de afecto no es, las más de las veces, sino la necesidad reprimida de desapego."


"Nuestro afán de control no es, las más de las veces, sino el anhelo reprimido de precipitarnos a las profundidades del caos."


"Nuestra búsqueda de la felicidad no es, las más de las veces, sino la necesidad reprimida de ser infelices."

"Nuestra preocupación por los demás no es, las más de las veces, sino la necesidad reprimida de dar rienda suelta a nuestro egoísmo."

"Nuestro afán de igualdad no es, las más de las veces, sino el anhelo inconfesable de dominación."


Con este sencillo método podremos hacer las delicias de nuestros conocidos, embelesando a más de una desprevenida damisela y poniendo en "jaque metafísico" a más de un comedido polemista.
Advertencia: cuando intuyamos que nuestras expresiones comienzan a sonar sospechosamente parecidas a las de algún pensador francés (o posiblemente alemán), lo recomendable es suspender todo el ejercicio y dedicarnos a buscar la cita exacta. Ésto nos permitirá evitar el incómodo plagio involuntario, y además podremos apelar al argumento por autoridad (mientras tanto, como quien no quiere la cosa, haremos gala de nuestra irreprochable erudición enciclopédica).

martes, octubre 20, 2009

Quine y la biblioteca de Babel (comentario innecesario)

El post anterior consiste en mi modestísima pero esforzada traducción de un texto de Quine que encontré hace pocas horas (me fue imposible dar con una versión en castellano).
En el artículo se proyecta una Biblioteca de Babel mucho más eficiente que la de Borges. O todo lo contrario.
Creo que la intuición es la misma en ambos autores, y el efecto (al menos en mi experiencia) es completamente análogo.
Evidentemente, Borges se expresa como un escritor, y Quine se expresa como un lógico.
Aunque al fin y al cabo no parece tan difícil demostrar que en ambos textos --como en cualquier otro-- uno termina leyendo lo que quiere.
O lo que puede...

miércoles, octubre 14, 2009

De Inquisiciones Cruzadas ("Estamos en problemas")

Hace poco que se me ocurrió la gracia del otro blog, y ya estoy teniendo problemas. Este video (que me recomendó franco) está muy "relacionado con la filosofía", pero no se me ocurre ningún comentario realmente "filosófico" al respecto, así que lo publico acá.
Algo que sí se me ocurre, aunque no sepa cómo argumentar al respecto, es que nadie está a salvo de la pelotudez (Wittgenstein y Deleuze incluidos, por supuesto). Y también que me parece que se ha perdido ese "gran estilo" de bardeo, del que eran perfectamente capaces un Schopenhauer o un Nietzsche. Ahora hay insultos disfrazados o peor aún, desganados. Diatribas histéricas pero sin gracia; o bien "irónicas" (e interminables) exposiciones de las falacias más evidentes de los argumentos contrarios. Cualquiera diría que para estas fechas deberíamos haber ganado en tolerancia tanto como deberíamos haber perdido en solemnidades ridículas... Cualquiera estaría equivocado...


Como paliativo de tanta solemnidad, recomiendo esta línea de figuras de acción basada en los Grandes Filósofos de la Historia. Cuando me haga un tiempito traduzco las descripciones (están en inglés). Baste decir que no falta el "Arrogante" Aristóteles, ni el "Vengativo" Wittgenstein, pasando por el "Terrible" Agustín, o el "Peligroso" Descartes. Pasen y vean.

martes, octubre 13, 2009

Ubicuidad del naufragio (insularidad y misterios)

 Nunca falta quien pregunta:

¿Todo hombre es una isla?

¿En qué improbable paraje batallan Ralph y Jack?

¿A qué le teme Robinson Crusoe?

¿Qué carajo significa res extensa?

Y por último (y sé que esto es lo que más les interesa):
¿Dónde se estrelló el vuelo 815?


Pues bien, ABC tiene una teoría...




Dejo links a un par de comentarios online (aunque recomiendo tomarse el trabajo de leer la novela):
PD: no se preocupen, no hay spoilers.

Blog nuevo

Al parecer existe un cierto consenso sobre el hecho de que ningún blogger decente debería conformarse con una sola publicación. De eso, y también de mis ganas de publicar cosas "más directamente relacionadas con la filosofía", nace este flamante bodrio. Como corresponde, lleva un título --y una ilustración-- lo suficientemente crípticos como para mantener la apariencia de cierto misterio o de cierta erudición. Como corresponde, carece de cualquier contenido que pueda considerarse siquiera remotamente interesante para el internauta de hoy. También se ajusta a la política de reciclar posts que ya aparecieron en este blog, bajo la poco convincente justificación de que mantienen alguna relación con mis intereses filosóficos.
Espero poder seguir publicando en ambos, aunque probablemente de manera todavía más esporádica y errática que hasta ahora.
(Para una excusa que se pretende más seria que la presente, ver Sobre este blog, en el susodicho engendro virtual.)
Saludos, y mis disculpas por adelantado (después no digan que no les avisé)...

viernes, octubre 02, 2009

Adversus Posmodernos

Una cosa es dar muestras de saludable escepticismo ante quien alegremente declara poseer La Explicación de Todo --siempre convenientemente alejada de esos molestos "detalles" cotidianos, más o menos problemáticos para cualquier explicación--, y otra muy distinta es condenar todo intento de sistematización, toda búsqueda de unificación y coherencia en una explicación racional. Personalmente, tengo la impresión de que el proyecto no es condenable en sí mismo.
En lo que sigue, enumeraré algunos de los cargos que se le imputan y, desde el punto de vista de los acusados, intentaré mostrar que no se sostienen.

Acusación 1
La realidad misma no se puede sistematizar (unificar coherentemente), porque la realidad misma es múltiple, fragmentaria, contradictoria.
Pero entonces resulta que todo lo que se nos aparece como relativamente sistemático es una ilusión, y no se relaciona de ningún modo con la realidad misma (y ni siquiera es parte de ella). Es difícil ver qué puede objetársele a una actividad tan inofensiva.

Acusación 2
Se sostiene como prueba contra tales esfuerzos el que no hayan alcanzado aún una sistematización "total"*. Se toma esto como evidencia de que todo el proyecto es imposible.
Pero esto depende del supuesto de que hay algo sistemático, coherente y unitario, que justificaría nuestros desvelos, si no fuera porque resulta inaccesible para nosotros por principio. Aquí, parece que la realidad misma ya no es ni fragmentaria, ni múltiple, ni contradictoria. O bien, ya no es la realidad misma lo que se supone que deberíamos intentar alcanzar (o explicar). Lo que nos lleva al siguiente cargo:

Acusación 3
Se acusa a todo el proyecto (en cualquiera de sus formas) de ser fundamentalmente inútil. De manera similar al caso anterior, ésto sólo se sostiene si el proyecto es un medio para determinado fin, y si se trata en cualquiera de los casos de un medio necesariamente inadecuado para alcanzar dicho fin.
Ahora bien, decir que cualquier proyecto de sistematización es inútil (es un mal medio) implica aceptar un solo fin con el cual comparar la posible adecuación de cada uno de ellos. Tamaño juicio supone, además, que quien lo emite ya conoce ese fin (de otra manera, mal podría compararlo con cosa alguna). Pero, podemos preguntar ¿qué daño hacen nuestros esfuerzos a tan sabio juez? ¿Y qué significa "inútil" en boca del tal juez?
Por último, si se quisiera tomar en serio alguno de los cargos anteriores, habría que sostener que ese fin, o bien no se relaciona con nuestro proyecto, o bien no se relaciona con (ni pertenece a, ni se identifica con) la realidad misma --sea lo que sea que a estas alturas entendamos por tan remanida expresión--. Si se elige la primera opción, nada se nos puede reprochar. Si se opta por la segunda, la acusación carece de punto de apoyo: ya no hay desde dónde reprocharnos nada.

*Recordemos que lo que nos hace sospechar de las autoproclamadas sistematizaciones definitivas o absolutas es precisamente el hecho de que la realidad misma parece apresurarse a contradecirlas a la menor oportunidad.