Algunas temporadas el tipo se pone un tanto socrático y le da por soñar en formato diálogo. Cuando despierta cree recordar conversaciones mucho más estimulantes que las que suele imponerle la monótona vigilia. Pero como insiste en soñar interlocutores que lo superan ampliamente en lucidez y elocuencia, el amanecer suele tener el gusto de alguna profunda y merecida humillación.