viernes, febrero 22, 2013

Un mimo y un sapucay

Lo único que tiene sentido llamar "arte" (quizá, también, "belleza") son esos gestos inexplicables y gratuitos, como una caricia, como un sapucay.
Pero apurarse a parrafear acerca de "Lo Inexplicable" o "Lo Gratuito" como "la esencia del arte", o algo así, es empantanarse en una confusión bastante tonta. Para que pueda existir un gesto inexplicable y gratuito tiene que haber alguien capaz de juzgarlo como tal (es más o menos lo que significan esas palabras). Se me objetará que hay muchas acciones más o menos inexplicables (algunas incluso inconcebibles) que a nadie se le ocurriría clasificar como "arte". Pero el hecho es que nadie les presta demasiada atención (salvo, quizá, para integrarlas en alguna taxonomía psiquiátrica, sociológica o etnográfica, que es otra forma de ignorarlos); es decir, carecen de una audiencia, y para que un gesto sea gesto tiene que ser objeto de atención (el ojo que ves... etc).
Si lo anterior es más o menos correcto, la 'crítica estética' podría tener sólo dos funciones. Podría estar en el negocio de "construir audiencias", o podría dedicarse a explicarle a una determinada audiencia cómo y por qué determinados actos (en apariencia mundanos y previsibles) son en realidad ('en el fondo') tan "inexplicables y gratuitos" como una caricia, como un sapucay. El problema es que si hubiera alguna fuerza humana capaz de "construir audiencias" (no digo mercados, modas o cánones) sería la misma que nos permite -nos obliga a- entreverarnos en esos gratuitos e inexplicables pataleos de los que venimos hablando. Y cuando alguien quiere explicar cómo y por qué algo es 'en el fondo' inexplicable, ya no sabemos qué significan todas esas palabras (y es muy probable que el pobre tipo se haya quedado sin audiencia desde hace un rato largo). Puede (podemos) intentarlo, claro, como podemos intentar una caricia o un sapucay.
Parece que si la "pedagogía estética" es posible, es indistinguible del arte. Digo, si esa belleza es lo que importa, encontrar a un verdadero artista sería tan difícil (o tan sencillo) como encontrar un verdadero maestro. Pero, por eso mismo, puede que el arte y la belleza estén mucho más cerca de lo que pensamos (o de lo que los profesionales de la crítica quieren hacernos creer).

Ahora que lo menciona... hay un famoso sapucay de Wittgenstein que, traducido, dice más o menos así: "El lenguaje común está perfectamente como está."