martes, diciembre 23, 2008

Los asesinos son los demás


"mi pequeña almita baila de alegría"
no es un verso alegre: es un verso cínico, desgarrado.
"La tierra es nuestra", la responsabilidad, de los astros (como "las penas y las vaquitas*, pero al revés). Claro que resulta que la miseria del mundo es nada más (y nada menos) que nuestra miseria; y, porque lo sabemos, es que hoy no queremos saber nada de ella. Reclamamos un zodíaco lejano, un enigmático orden supralunar que dictamine sobre nuestras desdichas, porque al menos así, el misterio está "allá arriba" y acá abajo solamente mi pequeña almita, fingiendo ingenuidad ante historias de nubes y sol.

"con los ojos cerrados no vemos más que nuestra nariz". Consultar constelaciones es una forma entre otras de cerrar los ojos. Que el espacio ilumine nuestros cuerpos todo lo que quiera, que nosotros seguimos sin querer ver. Que nuestra cuna sean las estrellas y la noche, que el viento norte no hiera nuestros huesos.

Sólo el mendigo que somos es capaz de manipular joyas para espectáculo de los ciegos (que nos hemos hecho). Un día, el día en que nos engañamos lo suficiente como para disfrutar la desesperada alegría del niño que se esconde bajo la cama, ése día es "un buen día".

Siempre me asombró uqe toda esta canción habitara en el clima un tanto opresivo de la melancolía. Siempre me pregunté cómo podía ser que un tema que habla "de nubes y sol" dejara tras de sí ese sentimiento de indeterminada nostalgia, de pérdida irreparable, intangible. Nunca antes quise ver que los asesinos no son nunca "los demás", que Marte, Venus y la Luna somos ante todo nosotros.

Todo esto puede parecer una exégesis caprichosa; pero, ahora que lo pienso, poco importa que el mismísimo Charly esté de acuerdo o no con esta interpretación: el tipo escribió el tema, que ya es demasiado. Quizá el verdadero genio radique en poder mostrar lo que incluso el autor no quiere ver. Es posible que, como todo auténtico demiurgo, García no tenga ni idea de lo que hace. Es posible, y sobre todo es tranquilizador, "la locura es poder ver más allá".
Lo incomprensible, lo temible, lo inaceptable, sería un demiurgo cínico y demasiado consciente. Que alguien se refiera a sí mismo como a "una estrella de rock" puede ser signo de banalidad; pero también de esa sabiduría cruel a la que no quisiéramos acercarnos.