martes, abril 01, 2014

Los Yahoos, su política, su arquitectura, su cosmología

Miran al costado. Miran hacia arriba. Sospechan felicidad, ligereza, maravillas. Imperdonable afrenta, intolerable amenaza. Organizan (es una manera de decir) su justiciera revuelta. Intrincadas parábolas de barro y de bosta ennegrecen las alturas, tramando la impenetrable muralla que avanza hasta cubrir su piel, sus ojos, sus oídos, su nariz. Finalmente empiezan a tragar, y están contentos. El Universo despliega la dimensión exacta de ese ensordecedor frenesí pegajoso que es patrimonio exclusivo de su raza. Laten victoriosos, invencibles, inexpugnables.
Esto sucede muchas veces, acaso desde siempre. O así lo interpretan los extranjeros -seres cuya posibilidad sólo atraviesa la conciencia de los Yahoos en la forma de un grito corto y áspero, un afilado gesto de terror que en su idioma equivale a 'enemigo' o 'no-yo' (las formas plurales les son desconocidas).