jueves, agosto 25, 2011

Me llamaban Caín. (derivativo)

«Los ojos de tu carne ven el brillo
Del insufrible sol, tu carne toca
Polvo disperso o apretada roca;
Él es la luz, lo negro y lo amarillo
Es y los ve. Desde incesantes ojos
Te mira y es los ojos que un reflejo
Indagan y los ojos del espejo.
Las negras hidras y los tigres rojos
No le basta crear. Es cada una
De las criaturas de Su extraño mundo:
Las porfiadas raíces del profundo
Cedro y las mutaciones de la luna.
Me llamaban Caín. Por mí el Eterno
Sabe el sabor del fuego del infierno.»

"Él", JLB, El otro, el mismo (1964), En Obras Completas, p.898.

*Y acá, por Pedro Aznar, con la rabia (inevitable) de toda lucidez inesperada.


** Ya que estamos derivando, aprovechamos para inaugurar la sección "vértigos afines",
invitándolos(as) a darse una vuelta por el post "Sobre la Nada", de Valentín Ibarra, un amigo de la casa.