¿Qué pasa cuando uno se aburre de estas infernales maquinarias onanístico cibernéticas? ¿Qué pasa cuando, por cualquier razón que se les ocurra (pudor, tedio, amenzas varias) uno decide dejarse de fatigar teclados y dejar de publicar estas tonterías virtuales?
¿Dónde van los blogs que ya nadie mantiene? ¿Quién decide hasta cuándo están disponibles nuestras más íntimas vergüenzas públicas? ¿Hay quien lea Gigabytes de confesiones, poemitas, invectivas, declaraciones de amor o de guerra, chusmeríos, desatinos y obras maestras, para decidir relegarlos, por fin, al frío tálamo del olvido? ¿Hay un Bartleby de blogs?
¿Se imaginan? Pobre tipo...
Acá les copio un poema que publicó en su blog un Diego Passamonte http://passamonte.blogspot.com/(sale en la sección de blogs de lectores del diario La Voz del Interior on line: http://www.lavoz.com.ar/06/10/07/Blogs/index.asp. No sé si este Cortázar sería tan grande como dicen (como a veces decimos), pero nadie le va a negar que era un gran lector.
El Interrogador
Julio Cortazar; 'Salvo el crepúsculo'; 1984
No pregunto por las glorias ni las nieves,
quiero saber dónde se van juntando las golondrinas muertas,
adónde van las cajas de fósforos usadas.
Por grande que sea el mundo
hay los recortes de uñas, las pelusas,
los sobres fatigados, las pestañas que caen.
¿Adonde van las nieblas, la borra del café,
los almanaques de otro tiempo?
Pregunto por la nada que nos mueve;
en esos cementerios conjeturo que crece
poco a poco el miedo,
y que allí empolla el Roc.
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