viernes, septiembre 20, 2013

Oasis (Dos estrictas fechas)

La raza de los Eruditos (subespecie de los Diletantes que se distingue por su implacable falta de imaginación e inteligencia) acostumbra pasar sus horas discutiendo sobre 'El Canon' y otros temas no menos apremiantes (que también disfrutan pronunciar con mayúsculas). Es un laburo como cualquier otro. Una respuesta adaptativa más. Y es también, quizá, una de las formas del Infierno.

Por puro hastío, por la justificada sensación de culpa y de insoportable complicidad, hay quienes decidimos huir hacia las vastas -las intrincadas, escarpadas, lúbricas- entrañas de las bibliotecas (y toda biblioteca es 'virtual'). Nos dan la bienvenida los muertos, los desesperados, los ecos de nuestros propios pasos que no dejan de recordarnos lo profundo del silencio que nos envuelve.

Eso es lo que (tentativamente) bautizamos con el nombre de felicidad: cuando ya no nos disculpamos por haber dejado de pedir perdón...

...
1983-2013



(Quizás Quevedo lo dijo mejor)

   Retirado en la paz de estos desiertos,
con pocos, pero doctos libros juntos,
vivo en conversación con los difuntos
y escucho con mis ojos a los muertos.

    Si no siempre entendidos, siempre abiertos,
o enmiendan, o fecundan mis asuntos;
y en músicos callados contrapuntos
al sueño de la vida hablan despiertos.

    Las grandes almas que la muerte ausenta,
de injurias de los años, vengadora,
libra, ¡oh, gran don Iosef!, docta la emprenta.

    En fuga irrevocable huye la hora;
pero aquélla el mejor cálculo cuenta
que en la lección y estudios nos mejora.

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